¿Te has preguntado cómo proteger un juego de mesa en el vasto mundo de la propiedad intelectual? Los juegos de mesa son más que una fuente de entretenimiento; son creaciones únicas que merecen protección. En este artículo, exploraremos las formas en que los creadores de juegos de mesa pueden asegurar sus innovaciones y el arte detrás de sus proyectos.
La propiedad intelectual juega un papel fundamental en la creación y el desarrollo de los juegos de mesa. Desde el diseño de las piezas y el tablero hasta el arte gráfico, cada elemento de un juego de mesa puede estar protegido por la propiedad intelectual.
Sin embargo, esta protección se limita a las partes artísticas del mismo que puedan ser reconocidas como obras protegidas por derechos de autor, y a la protección marcaria del nombre del juego, pero la idea original tras la mecánica de un juego de mesa no es objeto de protección intelectual, a diferencia de como lo sería en caso de ser un juego digital, cuyo código se puede proteger.
Una de las formas más comunes de proteger la propiedad intelectual en los juegos de mesa es a través de los derechos de autor. Los derechos de autor protegen la expresión original de una idea, lo que incluye el texto de las reglas del juego de la forma que se encuentren originalmente redactadas, el diseño del tablero y las ilustraciones de las cartas y las piezas.
Al obtener derechos de autor para estos elementos, los creadores de juegos de mesa pueden proteger su trabajo contra la reproducción no autorizada y el uso no autorizado por parte de otros.
Es relevante recordar en este punto que, sin perjuicio de la existencia de registros de propiedad intelectual, la protección por derechos de autor se obtiene de manera automática al plasmar una obra en un medio, y estos registros son poderosas herramientas para probar tus derechos como autor, pero no se tratan de un requisito para la protección.
Otro aspecto importante de la propiedad intelectual en los juegos de mesa es la protección de marcas comerciales. Las marcas comerciales se utilizan para proteger los nombres de los juegos, los logotipos y otros elementos de identificación de marca, por ejemplo, la forma representativa de alguna de sus piezas.
Al registrar una marca comercial para un juego de mesa, su creador puede evitar que otros utilicen un nombre similar o confundan a los consumidores con respecto al origen del juego.
La protección marcaria no puede del todo evitar la posibilidad de copia de un juego de mesa, pues se limita al signo que representa al juego, como su logo o su nombre, pero no impide que una persona cree una copia del mismo con otro nombre.
Por ejemplo, no impide a alguien copiar el popular juego “Catán” con ilustraciones y piezas de diseño propio y lo denomine de una forma radicalmente distinta, escapando totalmente de la protección tanto de los derechos de autor como de la marca.
Esta es la parte más difícil, pues es el corazón del asunto: no se puede proteger la mecánica de un juego de mesa.
En otras palabras, pese a que es posible proteger las partes de un juego de mesa individualmente consideradas, como sus instrucciones, sus piezas originales o las ilustraciones que contenga, la propiedad intelectual no entrega derechos exclusivos sobre ideas abstractas, como las reglas de un juego. Si no fuera así, habría que pagar derechos de propiedad intelectual cada vez que juegues al fútbol, porque el juego fue idea de otro.
Entonces, la mecánica de un juego de mesa puede ser replicada mientras se distancie de la protección inicial de sus partes al punto de no ser considerada plagio de una obra protegida parte del juego. Esto limita la posibilidad de protección de la idea detrás de un juego de mesa.
Por esto es que es común encontrar varios juegos, que tienen exactamente la misma forma de jugar, pero distinto nombre y diseño de su tablero y sus piezas.
¿Qué significa esto en la práctica? ¿Puedo o no proteger un juego de mesa?
El creador de un juego puede proteger el nombre, mediante una marca comercial.También los diseños e ilustraciones, así como la forma exacta de su manual de instrucciones, mediante derechos de autor.
Pero no puede registrar la mecánica del juego, es decir, la forma en que se juega. En otras palabras, nada impide que cualquier persona haga un nuevo juego de mesa, que se trate sobre un tablero con casillas representando propiedades, donde los jugadores vayan comprándolas y luego cobrando renta a los otros jugadores que caen en ellas.
Sin embargo, no podrá llamar a ese juego "Monopoly", pues esto es una marca registrada. Tampoco puede copiar el diseño exacto del tablero, tarjetas y el texto del libro de reglas del Monopoly, pues están protegidos por el derecho de autor.
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